viernes, 23 de febrero de 2007

El Día en que me Alejé de Descartes

“Ya sé que el celebérrimo Descartes (...) ha intentado explicar los afectos humanos por sus primeras causas, y mostrar, a un tiempo, por qué vía puede el alma tener un imperio absoluto sobre los afectos; pero a mi parecer al menos, no ha mostrado nada más que la agudeza de su gran genio”
(Baruch de Espinosa, “ Etica demostrada según el orden geométrico “)

Era un día de mierda.
Al inevitable malhumor por levantarme temprano se sumaban dos factores tan molestos como inesperados: no encontraba ningún par de medias seco y en la heladera no quedaba más mermelada.
Entre irritado y resignado puse a tostar tres rebanadas de pan que más tarde comería con los restos del queso blanco, calenté agua para el mate y encendí la radio: contaba con casi quince minutos para disfrutar de mi desayuno si no quería llegar tarde a la facultad.
Media hora más tarde caminaba apurado las cinco cuadras que me separaban de la estación de tren. Era fines de marzo y había mucho humedad, simultáneamente varias gotas de sudor comenzaron a recorrer mi frente.
Amagué a quitarme el buzo pero desistí ya que esto hubiera implicado sacarme la mochila y con ello una serie de movimientos que no estaba dispuesto a realizar. Faltaban todavía dos cuadras y las caminaba sin despegar la mirada del piso. Me sentía bastante abatido por el calor, mi malhumor persistía y crecía en mí una de esas clásicas preocupaciones culposas por un parcial para el que no había estudiado lo suficiente.
De repente, el ruido del tren que ya venía me abofeteó y emprendí una carrera alocada hacia las boleterías. Mientras corría esos cien metros me olvidé de todo lo que había venido arrastrando: no tenía calor, ni preocupación, ni enfado. Me sentía preso y a la vez cómplice de un estado difícil de describir. Era conciente de mi cuerpo corriendo pero al mismo tiempo percibía que no lograba avanzar, el suelo era blando como un colchón y yo, un simple espectador de mi propia desesperación. Mientras me veía a mí, impotente y al borde de las lágrimas, observaba también como otras personas compraban boletos y una a una subían al tren, como el diariero le cebaba un mate a una vieja del barrio, como un nene tropezaba y enseguida se echaba a llorar. Todo seguía ocurriendo. Todo sucedía y yo continuaba encerrado en una percepción con barrotes diáfanos.
(Me acordé de Espinosa y la “conciencia de uno mismo”, esa efímera e inolvidable sensación de ser parte de algo y entenderse como mero actor de reparto de una dinámica sin dueño ni fin.)
Por fin el tren dejó atrás la estación y yo abandoné la idea de alcanzarlo. No esperé más. Caminé sin rumbo y me metí en el primer bar que encontré. Pedí un cortado y cuando vino lo revolví durante largos minutos, luego chupé la cuchara y me quedé mirando el sobrecito de azúcar.

Malabares y Fuego

Mi vista cansada se pierde más allá de la ventanilla
Del colectivo que incansable va dejando atrás otro sábado.
Es julio y hace frío, yo voy escuchando Elis Regina.
En los semáforos: malabares y fuego, dentro de mí lo mismo.

Trato de ver más allá y no puedo.
La gente camina abrigada y lucha contra el viento.
Es Buenos Aires y la avenida Santa Fe se pierde en luces
Se sienta al lado mío una señora con el Clarín.

Bajo la mirada y choco contra una svástica dibujada en liquid paper.
Obligo a mis ojos a descender un poco más y en el piso veo dos o tres boletos arrugados
Me empieza a doler el cuello cuando dos boludas se sientan detrás de mí y empiezan a gritar.
Está claro que no se escuchan.
Y yo que me siento mejor que ellas. ¿ qué hago?

Malabares y Fuego.
Esquivar y tomar
Pensar y sufrir
Sufrir o pensar
Sufrir al pensar
Otra (des)ventura de invierno queda atrás
Me siento menos triste si busco ser malabares y fuego.

Vamos Fugir

Vamos fugirDeste lugar,
baby Vamos fugir ”
(Gilberto Gil)

“Vamos fugir” (me) significa mucho.
Para empezar es uno de mis temas de reggae preferidos.
Su autor y compositor, Gilberto Gil, es una de esas personas tan “grosas” que el término artistas les queda chico y pasan a ser verdaderos íconos.
“Vamos fugir” no tiene una traducción precisa al castellano. Ni “Huyamos” ni “vamos a huir” ni “rajemos” me convencen demasiado, quizás “vamo’ a la mierda” resulta más cercano pero arruina la sutileza que tiene la frase en el portugués. “Vamos fugir” tampoco es asociable con el “ lets runnaway” yanqui
El “vamosfugir”(a partir de ahora como una sola palabra) es un concepto.
El “vamosfugir” puede ser complicado o fácil de entender, puede tornarse abstracto o ser sencillamente concreto, puede ser revelador o pelotudísimo, puede estar bajo control y rápidamente pasar a ser voluble, puede ser meramente autoreferencial o transformarse en intersubjetivo, puede usar palabras enroscadas como “autoreferencial” o básicas como “puto”, puede seguir siendo definido a partir de antinomias o puede detenerse en este preciso instante.
“Vamosfugir”es:

· Romper con las pesadas cadenas que no nos dejan salir de las tibias aguas de la mediocridad!!
· Aprender a bancar(nos) el vacío y la angustia que sobrevienen.
· Hacer de la reflexión un hábito y no una excepción.
· Bajonearla con bizniques, sugus confitados o cualquier golosina con onda.
· Leer aquel cuento de Cortázar.
· Dejar atrás lo que nos hace mal pero no tan atrás como para olvidar que nos hace mal.
· Sorprendernos nuevamente con ese tema de los Beatles que hace mucho no escuchamos.
· No bajar los brazos cuando nos tildan de utópicos. Son ellos los delirantes que creen que el sistema puede seguir funcionando así. Nosotros somos los realistas.
· Tomar mate.
· Reír con ganas.
· Descubrir miradas.
· Llorar con ganas.
· Seguir Librando pequeñas luchas.
· Viajar
· Creer en que las cosas pueden que cambiar y cambiarlas.
· Tomarnos vacaciones.
· Ver cielos

“Vamosfugir” es todo eso y tantas otras cosas...