martes, 10 de julio de 2007

El Tigre y el Escorpión

La carta está arrugada y en muchos pasajes la tinta ya descorrida impide leer las palabras. Con extrema prolijidad dobla el papel en cuatro y lo deja caer en el bolsillo trasero de su gastado pantalón marrón de corderoy.
Diez minutos demora en armar el improvisado bolso: dos remeras, un calzoncillo, par de medias, palabras cruzadas, un pantalón, un collar de viejas batallas devenido en amuleto, cepillo de dientes y más palabras cruzadas.
Llama por teléfono a su madre para avisarle que se irá por un tiempo, trata de hacer la conversación lo más breve posible como para impedirle que comience a atosigarlo con preguntas.
Recoge sus últimos ahorros de la lata azul que guarda en la alacena de la cocina y se toma un tren hasta la terminal de micros.
Quedan pasajes. Bastantes. Pocos son los que van para esa zona en temporada baja.
La población del micro se compone de algunos jubilados, dos o tres señoras de mediana edad y una bella joven de unos veinticinco años que justo tiene el asiento doce: el de al lado suyo. Lo toma como un buen presagio.
El micro inicia su marcha y la ciudad va quedando atrás. Lo invade una sensación de inseguridad extrema. Los brazos comienzan a picarle pero prefiere no rascarse.
Piensa en las palabras de la carta, en cada frase. ¿qué habrá querido decir ella con esa extraña metáfora sobre tigres y escorpiones?¿tendrá sentido este viaje?¿ dejó puesta la traba de la puerta de su casa?. Se rasca.
Trata de parar de pensar. Piensa en entablar una conversación con la chica de al lado. Después de mucho meditarlo se le ocurre la frase perfecta como para empezar a hablar. Pero la chica ya duerme profundamente. La contempla varios minutos, tiene el rostro lleno de pecas que acentúan sus finos rasgos, luce despreocupada, tan tranquila...
Se vuelve a rascar aunque ya no le pica nada. Decide hacer palabras cruzadas. La consigna es “fluido aeriforme”. Tres letras, tres letras. A ver, pero un tigre y un escorpión son dos animales amenazantes, no domésticos. El amor va más allá de de... Tres letras, tres letras. Fluido aeriforme: gas.
Gas entra perfecto. Tras experimentar esa efímera sensación de triunfo decide abandonar las palabras cruzadas y saca un paquete de galletas de agua. Come dos o tres y miles de migas cubren su pantalón. Se sacude, las migas caen al piso y guarda las galletas
El micro hace una parada para la cena. Por un momento piensa en despertar a la chica de al lado e invitarla a comer pero luego se convence de que no es prudente hacerlo.
Al bajar, otra pasajera lo invita a comer con ella. Comparten unas papas fritas medio tibias y un plato de arroz. Ella es una pulposa señora de unos cincuenta años. Le cuenta que todo el mundo le da no más de cuarenta y que es preceptora en un colegio público pero que está subsidiado por el Estado.
Cuando sube al micro, la chica está despierta y con el walkman encendido. Mientras se sienta escucha con claridad como de los auriculares se desprenden las primeras estrofas de Penny Lane de Los Beatles. Lo toma como otro buen presagio.
Quizás este viaje carezca de total sentido.
Quizás el tigre y el escorpión no sean mucho más que eso: un tigre y un escorpión.

martes, 3 de julio de 2007

Las Noches

Hay tantas noches como días.
Pero los pasos nocturnos resuenan más fuerte.
Las noches son incisivas y mordaces. Arrancan cáscaras de las más jugosas frutas, clavan cuñas en heridas abiertas.
Las noches son seductoras. Pero están al acecho propiciando la indefensión, aguardando el momento en que nos acercamos al abismo para empujarnos con suavidad.
En las noches hay mujeres de ojos verdes con nombres extraños que nos convencen para elegir aquellos senderos.
Las noches están llenas de arrepentimientos, revelaciones y vueltas a empezar; de fascistas ebrios y revolucionarios fallidos
La oscuridad nos cierra puertas pero nos abre mundos.
El poderoso efecto lunar es insoslayable.
La noche nos besa en la boca pero nos rompe el corazón
A la luz de las estrellas diseñamos infalibles sistemas que acabarán con toda la pobreza del mundo.
De noche los granos se llenan de pus y enteros ejércitos de insectos con filosos aguijones matan a uno que se quedó dormido. Los golpes de la noche dejan las marcas más difíciles de borrar.
Durante la noche mientras las gordas sudan y buscan novio, los novios se aman.
Sólo de noche las cosas suceden a otro ritmo: los vasos de cerveza se vacían con rapidez, la cabeza va más lento, el corazón late más fuerte.
Los chistes causan más gracia, el patético es más patético y el melancólico no sabe dónde esconder su alma.
De noche las radios de los taxis sintonizan frecuencias inexistentes.
Las noches son fuentes eternas de ideas para cuentos no tan buenos.
De noche el lunar de su espalda es más bello que nunca.