domingo, 21 de junio de 2009

Ahí Va

Manténgase en forma, haga ejercicio después del trabajo.
Utilice escaleras en lugar de tomar ascensores.
Siempre que pueda camine aunque sea distancias cortas.
Las sugerencias forman parte de un volante blanco y negro doble faz campaña del Ministerio de Salud. Está en el suelo y tiene la marca fuerte de una zapatilla como si recién alguien lo hubiera pisoteado.
Quizás escriba alguna vez un libro de poesía sobre las personas que acompañan a los enfermos en los hospitales. O una novela corta.
_Señor editor acá le traigo la novela corta sobre enfermos en hospitales que me encargó.
_Pero si jamás le pedí algo así. Escriba historias de amor en una oficina, algún ensayo sobre marxismo y posmodernidad. O tal vez sobre marsupiales. Hay un fulano que vendió en Bélgica diez mil ejemplares con un libro acerca de los marsupiales. Pero sobre enfermos en hospitales no. Nadie quiere leer de los hospitales.
_Es sobre hombres en hospitales, no sobre hospitales.
_Da lo mismo, nadie compra un libro así.
Mi viejo ronca a más no poder. No se cómo se las arregla para dormir con el calor que hace en la habitación. La luz que entra por la ventana se le clava en la cara y perfora su perfil arrugado. Aparte hay ruido en los pasillos: enfermeras que se gritan y radios a medio encender que se pisan unas a otras.
Mi papá nunca fue de esos tipos que cuando se mueran la gente vaya a hablar de lo buena persona que fue. Y no porque haya sido de los malos. Pero hay algo en su personalidad , en su forma de ser que no permite esa actividad póstuma. En algún punto me alivia.
En un tacho de basura al costado de mi asiento hay vendas con sangre de un paciente anterior, los fierros de la cama donde duerme papá están oxidados. El baño es de los más sucios que ví, la pileta de lavarse las manos está manchada con mierda y la habitación en su conjunto se zarandea en un racimo de olor fétido. Las primeras horas tenía que respirar por la boca, ahora ya me acostumbré y hasta me animo a tomar aire profundo cuando quiero relajarme. Lo largo lentamente por la boca. Me prometo de ahora en más hacer ejercicio después del trabajo y las distancias cortas tratar siempre de caminarlas. Usar escaleras ni en pedo. Las odio, me generan algo como un mareo. Si veo alguien que baja me vienen unas ganas tremendas de empujarlo o ponerle el pie para que tropiece y se mate.
Traen una especie de almuerzo para el enfermo. Trato de despertarlo para que coma algo pero no hay caso. Unos arañados balbuceos expresan su voluntad de seguir durmiendo.
Miro las paredes húmedas y las ventanas con mosquitero que dan a un patio interno.
En este lugar se está por morir mi viejo.