domingo, 18 de julio de 2010

Suele Suceder- Humberto Constantini

Humberto Constantini es un escritor bastante olvidado. Tan olvidado que la poesía que transcribo a continuación no está internet ni es conseguible en librerías. Hasta ahora, claro.


Suelo morirme a las mañanas, justamente a la hora de guardar el escarabajo de oro en el portafolios cuando el andén de Constitución recibe los últimos boqueos de mi subterráneo y el reumatismo que ya me perdió el respeto me palmea confianzudamente la rodilla al levantarme. Suelo morirme a las mañanas, casi sin odio le digo no va más a tanta cosa ardiente que me brota. ¿De dónde? Y un dos un dos el viejo embozalarse molinete. el viejo insomnio trepando pasamanos. Un dos un dos. Un poco de fatiga y la bufanda y la piel de aguantar hasta el dedo del jefe en mis papeles, y me muero, acudo al Equanil, recuerdo deudas, me grito pobre tipo y ya me estoy tocando la calvicie y ya salgo a comprar comprando bicarbonato, me doy un tironcito a la mortaja y chau me quedo muerto. Pero ocurre que a veces, a veces porque sí, por primavera, por cuento, por salir o por muchacha me vuelvo inteligente solidario, se de pronto quien soy, donde piso, se me viene un pasado a la memoria y me nace un futuro en la garganta, crezco en el tiempo y me circulo entero. Y ya me nace la palabra hombre y el prodigio de ser hasta el zapato de puro estar cambiando el universo creyéndome y creyendo, creyéndome y creyendo cuando le planto un “no” como una casa al jefe, al comisario, a Jesucristo. Cuando me doy en Cacho para siempre haciendo lo que hago, cosas, cuentos pateando la tristeza, alborotando, dando mi piel caliente, mis dos manos. Este soy yo venga una copa y cante que tanto fin de mes ni tanta cuenta , sí el hermanito Zeus me hace la seña del as y voy matando, y voy matando sombras degollando muñecos de aserrín que dicen dónde nos lleva este sufrir sufriendo y hasta cuando hasta cuando me saquen a tirones de esta ciudad que es hembra y me responde que todo el aire es canto y voy cantando y entonces sí, entonces sí compadre, resucito, siento mis pies que pisan y prometen se me va el reuma, el hígado, el resfrío, ando de Constantini hasta los pelos, digo gran puta lo que soy viviendo, le aprieto la cintura a Buenos Aires, le hago un hijo de sangre, canto y cuento y salgo a caminar con tanta vida con tanta cosa ardiente aquí en el pecho.