viernes, 21 de junio de 2013

PARA MANU GINOBILI

Limitarse a bancarte, Manu. Era esa la mejor manera de homenajear a la bandera en este 20 de junio.
Por eso el grupo de amigos se juntó completo después de mucho tiempo, compramos vino fuerte y había picada. Semicírculo entorno a la transmisión de ESPN HD, silencio expectante sólo interrumpido por el Gordo diciendo que tu amigo Montecchia usando traje da a travesti y el timbre con varias cajas de pizza.
El capo se la juega (tengo un amigo que se llama “capo” de apodo): “Lebron es como el Chino Ríos, el mejor en un contexto devaluado, no da campeón”. “El basket dejó de ser lo que era después del Guante Gary Payton” contesta Diega y de repente los pibes sorprenden con un conocimiento basketbolístico que había quedado oculto debajo de sus bandas de música o posgrados.
Pero algo de razón tiene,  cómo olvidar la  épica de la NBA en los noventas con la dupla Guante Gary Payton y Shaw Kemp obligando a los Bulls de Jordan a un sexto partido en la final. Se dijo que Chicago dejó pasar el quinto porque querían cerrar de local, lo cierto es que el MVP era para  Kemp pero como los Sonics perdieron no se lo quisieron dar.
Dirán que soy un viejo verde, que no es mejor ahora, que sólo éramos más chicos. La NBA se veía por el cristal del domingo a las doce de la noche en una contienda  agónica entre  Paenza y mis viejos mandándome a dormir.  Apagaba un ratito pero cuando ellos se iban, volvía a prender y  ese estado de vigilia hacía  más poderoso a Reggie Miller y más injusto que  Stockton- Cartero Malone no hayan conseguido un anillo. Lágrimas en la derrota de Orlando con el triple de Sam Casell, alto respeto a la esotérica cara de Nick Van Exel.
No se me ocurría pensar que en esa locura hubiera lugar para un argentino.
Porque convengamos cuánta más literatura tiene la NBA que el torneo inicial. Esos apodos: el guante, el cartero, el chico de la luna, ni que hablar del AK 47 Kirilenko o Black Jesus Stoudmire. Acá el último bueno que tuvimos fue el “Kun” Agüero. Ahora, como dice Fabián Casas,  los periodistas deportivos dejaron de pensar: si hay un Ayala le vuelven a poner el ratón.

El dueño de la franquicia no larga el micrófono y el Chino Ríos lo mira con desdén. Después habla el comisionado, “es como Grondona” arriesga “capo” que tira por la borda todo el capital simbólico basquetbolisitco  con el que se había hecho durante la noche.
Finalmente, bastante amargados  apagamos la tele.  Creo que lo que nos liquida es no saber cuánto tiempo puede llegar a pasar hasta que haya otro como Manu, que nos obligue a  ejercitar la memoria, a hablar de basket, a pedir cajas de pizza, a juntarnos. En mi caso, a escribir.

Todo lo que hiciste en esa liga, Manu. Entraste a una galaxia que parecía impenetrable y armaste un despelote que nunca vamos a olvidar.

Gracias por tanto, Manu,  ojalá juegues una temporada más.