sábado, 4 de enero de 2014

Para Orgía de Egresados


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Todo pasó rapidísimo desde el final de la secundaria hasta hoy que llega el evento de facebook  para organizar el reencuentro de los diez años.
Cinco a cuatro le gané al “Pollo” durante la fiesta de egresados en el “a ver quién se transa más minas”. Él siempre dijo que el partido salió al revés. En realidad ganamos los dos porque esa competencia final nos hacía olvidar del cagazo que teníamos de arrancar la vida en serio.
Repudiable el C.B.C. porque me tocó cursar los sábados al mediodía impregnado de olor a torta paraguaya que venía de la estación de tren. Hace poco me enteré que para la gente que viene del interior, las amistades que se generan ese año son importantes, las que quedan para toda la vida. Aquel dos mil cuatro casi se me va habiendo perdido a un amigo que tengo desde el jardín de infantes.
A los veinticinco arrancás con el tema récords, como tener un año entero malo, y los quilombos ganan estabilidad. Después, cada uno tiene su método a la hora de excretar la última cuota de sentimiento adolescente: el recital del que vengo recién tiene pinta de ser el mío.
Por suerte Toto, “un amigo de la facu” tiene esa linda idea de que no se pueden hacer cuadros sinópticos con la vida de las personas. Suficiente para celebrar y refutarme. También está bueno soñar algo copado de noche porque si bien no implica que eso se vaya a hacer realidad sí quiere decir que existe en alguna parte.
Vengo de ver una banda de reggae brasilera en el Vorterix de Lacroze y Álvarez Thomas, el mismo lugar donde le gané cinco a cuatro al “Pollo” en la fiesta de egresados. En ese momento se llamaba El Teatro, como si no hubiéramos sabido en ese momento que arrancaba la función.