¿Cómo hago? Fácil: carriles y guiño. Me tocan buenos pasajeros porque
respeto a la gente. Si hay amarillo, freno. Si puedo optimizar tu viaje, lo voy
a hacer. No me preguntes cuánta ropa tengo en el placard sino a cuántos ayudé a
vestir. ¿Cómo es tu nombre? ¿Germán? Bueno, acá te vas a llamar Pablo. Pablo,
¿querés un caramelo? Yo me voy a clavar uno de estos ácidos, me los encajó un
vendedor ambulante que era un campeón: “sabor tradicional y moderno para los
hijos, los nietos, los ahijados, para quedar bien en el trabajo y con uno
mismo”
Antes tenía un Siena. Era de
gauchito… estaba arriba de los quinientos mil kilómetros. Le metía agua de la
canilla y un pocillo de aceite cada cinco horas porque si no, fundía válvulas.
Se la bancó hasta el final. Qué capo era el Siena.
Ahora adquirí esta unidad y la
disfruto. Lo más importante es que sé que le pasan bien ustedes. Igual, no deja
de ser un auto nuevo. Los vehículos son todos diferentes: este frena
diferente, dobla diferente, es más grande. Todavía me estoy acostumbrando…
falta para fusionarme con el rodado. Con la moto, estaba fusionado. Lleva
tiempo fusionarse, es como con una pareja ¿viste? En el auto encontré un lugar,
pero en la moto... Pablo, en la moto fui muy feliz. Después no me banqué el
frío: ir a San Miguel en invierno. En esa época no había GPS, no había nada.
Ahora es otra música. En la moto llevaba sobres, plata, documentación y
comida. Acá llevo vidas. Por eso, no escabio más. Menos que menos blancaflor.
Las harinas leudantes facilitan el trabajo de noche, pero en el mediano plazo,
te arruinan. Como quiero concientizar ¿qué hago? Ahí va, estás aprendiendo:
carriles y guiño.Y no escabio ni drogas.
Cómo joden con el aparatito ese, por
favor. Te pido que, por favor, no atiendas. Estamos en el medio de una
conversación importante. Ahí va. Bien. Te decía... en la moto sí hacía
cualquiera: era el Capitán Sparrow de las dos ruedas. Ella te da mucho reflejo,
no sabés lo que era: TING TING TING, precisión, convicción y llegar en horario.
Nunca me la puse eh. Pero sí perdí amigo porque la moto es tramposa, vas
zigzagueando por avenida Córdoba y te agrandás, en eso te agarra un Volsvagen
Bora que no mira y a otra cosa mariposa. Es estadístico, Pablo: los conductores
de Volsvagen Bora son los más mierderos del parque metropolitano. Mucho más que
los motoqueros, obvio. La moto es noble. Pero ojo, hoy por hoy no la extraño: a
este coche lo disfruto cada vez que la pongo en marcha, cada vez que activo las
balizas, cada vez que pongo el guiño. Es un auto con muy buenas prestaciones.
No pasa nada. No me estoy alejando,
Pablo. Tranki Panki ¿No te gusta pasear?
Mirá este Miyagi de al lado. Les digo
Miyagi a los tacheros que tienen cuarenta años arriba del auto y no aprendieron
nada. ¡Cómo me tira el auto encima! Le voy a poner guiño a ver si la caza.
Carriles y guiño hasta la muerte.
Estos tipos ponen en riesgo a una
familia, votan el cambio, te hablan de Europa y después laburan así. Van de
vacaciones a Las Leñas porque los hoteles tienen nombre de los signos del zodíaco.
Salvo de cáncer, tenés todos y son del mismo tipo. Hotel Geminis, Acuario,
Capricornio, pero Cáncer no ¿sabés por qué? Porque la hija del dueño murió de
esa enfermedad. Si todo tiene su historia, Pablo. Cómo rompen con el
telefonito. No se te ocurra atender, ¡alcanzámelo!
¡Hola! ¡Sí! ¿Con Germán? No conozco
ningún Germán. Acá estamos con Pablo paseando. No lo esperen que tenemos para
rato. ¡Bueno! ¡Hagan lo que quieran! Chau.
No quieren suspender la reunión
aunque les dije que no llegás, ¿podés creer? Es una locura cómo vivimos.
Estamos en la carrera de la vida y sólo queremos llegar rápido. Lo mismo con la
información que procesamos. Antes, tenías que hacer una cosita al otro día y
esperabas tranquilo. Lo ibas asimilando. Imaginabas cómo iba a ser. Lo palpitabas,
Pablo. ¿Te acordás lo que era palpitar algo? Ahora, la cabeza dispara para
arriba, para abajo, para cualquier lado. Estás desesperado por llegar. No te
das cuenta que la historia es el viaje, que no hay ningún apuro. Entonces venís
al palo, cambiás de carril sin avisar y chau pinola. Por eso: carriles y guiño,
carriles y guiño. La música del océano, la música de las boca calles.
Yo a la noche, pongo la cabecita
contra la almohada y duermo joya. Bueno, es un decir. Como todos los que fuimos
a la guerra, tengo insomnio. Pero es un insomnio tranquilo, no estoy
atormentado. ¿Sabés por qué, Pablo? Cada cosa que pasa en la calle y me genera
duda, me hago esta pregunta: ¿estoy haciendo bien o mal? Y ahí aparece la
respuesta que me guía. Por eso, si me toca de una vieja de cientocinco años que
no puede moverse, que tarda mucho en bajarse y me cagan a bocinazos, me los
banco. Me tomo el tiempo que tengo que tomarme, respiro profundo, activo
balizas y la ayudo a bajarse. Si me putean de más, me voy a casa: vivo ahí en
La Pampa y Cazadores en los monoblocks. Los de Excursio no, los otros… Tenemos
plaza: es un lujo. Me tiro la reposera, el sol me da en la cara. Todo tranqui,
todo Sailor Moon.
Esta esquina nos viene bárbaro: no
hay nadie. Esto por acá, ahora por allá, No me la hagas difícil, hombre ¿te
quedó cómodo? Me pidieron el paquete así, qué querés que haga. Ya está,
sigamos.
Como te decía, hay mucha mala espina
con el manejo, yo sólo quiero mejorar a mis colegas. Velo por la seguridad de
la gente. No puedo ponerme a la altura de la señora que me pide que le meta
porque quedan tres segundos para que corte el semáforo. Señora, no lo tome a
mal: bájese y súbase al auto de cualquier mercenario, vaya en Uber, sea una
aliada de la precarización. Conmigo, las cosas son así: actuar a conciencia y
carriles. Carriles y guiño. Siempre así.
¡Mirá ese! no pone guiño, después
queda estrelladito y yo, que soy curioso paso mirando. ¿Sabés lo que pasa,
Pablo? Me bajan la mirada. ¿Por qué me bajás la mirada, chupetín de coca? ¿No eras un campeón? ¿No ibas a los
volantazos por Rivadavia cambiando de carril sin poner un puto guiño? Por eso
te digo: a cada chancho le llega su San Martín.
Hablando de próceres, en el peaje, no
se te ocurra hacerte el héroe. Hasta ahora venimos bien, no me pongas de mal
humor que se me apaga la tele y hago cualquiera. ¡Mirá estos! Ninguno puso
guiño, no saben para dónde doblar: están más desorientados que negro en
solárium. No saben que no tengo drama,
que me meto con todos. Hasta con el patrullero. El otro día en Beruti y
Scalabrini Ortiz pasó uno en rojo el semáforo: tres de la mañana y después se
me puso adelante. ¿Podés creer? Toda la ciudad libre y los cobanis se me
pusieron adelante. Me metí al costado, empecé a poner luces, llegamos a Las Heras,
me cambié de carril, les metí guiño: los guanacos se querían matar. Así los
llevé hasta Las Cañitas. Se bajaron con dos huevos fritos. ¿Te crees que me
dijeron algo? Nada, me miraron mal un toque, ¿por qué no mirás mal a los
delincuentes?
Yo se que pensás que soy como ellos,
pero no. A mí no me queda otra. Tuvimos al pibe internado, Pablo. Todo el año
en el Pirovano. ¿Sabés lo que se siente? Laburando para cubrir lo que gana mi
mujer que tuvo que mudarse al hospital. Una noche se quedó dormida y le robaron
la billetera. Ahí entendí cómo venía la música. Que a mi familia tenía que
darle una respuesta adecuada. Que este es un mundo donde te roban en el
hospital público. ¿Cómo pasa esa tragedia? ¿Te aprietan los nudos? Respirá
profundo un par de veces y se te pasa. Pero profundo eh, concentrate en la
nariz. Sentí cómo sale el aire de las fosas nasales y roza tu labio. Mirá que
hay gente mala, Pablo. Pero ¿qué te tiene que estar pasando para robar en un
hospital? Hambre no es, siempre se puede elegir a quién chorearle. El chorro ve
un santo, y en vez de rezar, le mira los bolsillos: la ciudad es su territorio
de batalla, Pablo.
Te tomo prestados diez pesos que ya
estamos en la Ricchieri. Como no es hora pico, te sale barato. ¿No te gustaría
laburar acá? Ponés música, los turnos son de pocas horas y cada tanto, te
cruzás algún famoso. Cómo tardan, che. Qué ganas de arrancar y llevarme puesta
la barrera. Pero hoy no da porque estoy con vos y tengo que entregarte en
perfecto estado. Pero algún día me voy a dar el gusto. ¡Mirá ya están tocando
bocina! Se piensan que si hacen ruido, va a haber más espacio, que los coches
van a volar. Si todos pusieran carriles y guiños llegaríamos al centro en media
hora, en vez de nafta, los autos funcionarían a miel, nadie se reiría del
chiste propio: sería un mundo perfecto. Porque Pablo, reírse del chiste de uno,
es lo peor que puede hacer el ser humano. Me molesta más que la corrupción.
¡Dale! No me la compliqués. Sacate
los lienzos que me sirven. La cadenita, también. Todo. Todo me sirve. Hasta
cambio me dejaste Pablo. Sos un fenómeno. Yo llegué hasta acá. Ahora, se ocupan
los muchachos. Me voy a casa, me espera mi jermu para cenar. Claudia es lo
mejor que me pasó en toda mi esclava vida. Es una mezcla de amiga, novia y actriz
porno. Ella me salvó, Pablo. La vida es un partido que empieza todos los días y
uno puede ganarlo o perderlo. Pero con ella, tengo un diez crack jugando
en mi equipo. Cuando la pelota la tiene
ella, puedo descansar, puedo pensar. Es como el gordo Ortigoza, Pablo. Sin ella
no podría llevar adelante esta misión de mejorar la calle. Ella me ayuda a
seguir…Mientras, voy llenando los formularios para la vida que viene después.
Vaya a saber en qué voy a reencarnar.
Acá se los dejo, muchachos.
Devuélvanlo rápido que es buen pibe. Si lo tienen cortito, se va a portar bien.
Pablo: si le das a tu familia las instrucciones que te van a pasar los amigos,
te sueltan rápido y esta semana ya estás de vuelta en casa. Hacé las cosas
bien. Ya vamos a tener tiempo de comernos un churrasco tranquilos. Hablando de
carnes: listo el pollo. Chau a todos. No me garquen con la guita: mi parte es
mi parte.
Ahora a casa. Voy por el camino
corto, pero esta avenida es la muerte y encima, estoy en la fila de los
boludos. Al lado los autos van como trompada y yo en la fila de los boludos.
Cómo me pasa esto a mí. Pasa que me quedé enroscado con el asunto de la
reencarnación. Supongamos el peor escenario: ¿qué pasa si me toca reencarnar en
chofer de bondi? Me pego un tiro.
Aunque no me tengo que hacer drama
por eso ahora: es anticiparse. Aparte, de última el chofer de bondi también es
un cuadrúpedo. Quizás la fórmula sea la misma: carriles y guiño hasta esfumarme
detrás de la media sonrisa que pone Claudia cuando la piropeo y se me hace la difícil.
Carriles y guiño. Todo tranqui, todo Sailor Moon.
¡Hola! Estoy yendo a mi casa ya
¿adónde vas? Ah Malabia y Padilla sí. Vamos. Me queda de paso. ¿Cómo te llamás?
Graciela qué lindo nombre. Una lástima. Acá te vas a llamar Pablo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario