lunes, 5 de junio de 2017

Planta permanente.






Los locos

andan llenos de bolsas

porque tienen que ir

siempre

con todas sus pertenencias

encima

ya que nadie

está dispuesto

a guardárselas.



Están solos:

fueron expulsados

de la zona de cordura

de las navidades en familia

de los torneos de tenis

de los despachos de los jueces

de los tiempos compartidos

del reino de la lógica.



No los protegen

ni las leyes de Newton

ni la Constitución Nacional

ni los baños florales

ni las flores de Bach

ni Bach

ni Rachmaninov

ni Empédocles

¡ningún helénico los protege!



Los locos

están preocupados

porque se perdió

lo artesanal:

ya no se empapelan

los libros para regalo.

A lo sumo

te dan bolsas

con un moño

impreso,

como si fuera

un par de medias,

como si fuera

un regalo de tía abuela.



Para contrarrestar

el fenómeno,

desarrollaron

una pyme

que fabrica

pasta base

con todos los puchos

aplastados contra el asfalto

de Avenida de Mayo.

El producto es ideal

para untar

las galletas de arroz.

Sin embargo,

las ventas son bajas:

los oficinistas

prefieren mermeladas

dietéticas.



Los locos

imprimieron un fanzín

para alertar

sobre la cara

de violaditos

que tienen los perros

cuando sus dueños

los visten

con ropa de invierno.



Los locos denunciaron

que a esos animales

les extirparon

lo último de salvaje y libre

que tenían.

Ahora

sólo les queda

un hueso falso de veterinaria.

y con suerte,

un balcón francés

donde les embotellan

los ladridos.



A los locos

nadie

les agradece

que recen

todas las noches

para que

a Buenos Aires

no lleguen

tsunamis

ni

terremotos.



Nadie

les agradece

que recen

todas las noches

para que

a los que esperamos

en el andén

de Constitución

se nos afloje

esta planta

permanente

y sindicalizada

de dolor

que tenemos

tejida

a crochet

acá

en el pecho.