sábado, 25 de diciembre de 2010

Mi zanahoria se va

Un amigo de vehemencia refinada dice que la gente que nunca fisura no es de fiar. El que escabia y nunca vomita es de alguna manera un especulador, alguien que se pasa la vida midiendo con centímetros. Al que nunca viste arruinado en una fiesta es alguien que no se compromete con las noches. Un vendedor crónico de ilusiones.

O mucho peor. Un estafador.

O al menos te está por cagar.

Como el tipo que cigarrillo en mano izquierda le pide por favor a la kiosquera que le de caramelos masticables. O más bien “de los grandecitos esos”. “No esos cuadrados sino los que están a la izquierda”.

¿Los sugus? Pregunta la kiosquera.

Sí esos, responde áspero.

Llama a las golosinas por el genérico “caramelos masticables” y permanece impávido. Sólo altera levemente la comisura de los labios cuando escucha el nombre “ sugus ” . Y no es que tenga que hacer un escándalo cada vez que compra algo, sólo se trata de rasgos de humanidad o algo por el estilo.

Y quizás el desagrado tenga que ver con el que tipo tiene unos cuarenta años, es lo que suele llamarse un adulto y como uno está en la puerta no puede evitar preocuparse, mirá si me convierto en algo así. Mirá si la hago mal y paso a ser como el lomo del libro aquel que reza “ los hombres que no se enamoraban de las mujeres”, mirá si no distingo un sugus de un flin paff.

Franzt Fanon decía que la represión genera conciencia política, los gorilas aseguran que los montos tradujeron eso en “ cuanto peor mejor y por eso pasó lo que pasó”. Con el tipo este asqueroso comprando golosinas tomás conciencia del paso del tiempo, tenés suerte en encontrártelo y que te caigan ciertas fichas.

Otros recién se dan cuenta en la primavera. Cuando ven a los chicos del secundario que se toman los colectivos como locos para ir de pic nic mientras ellos están en la oficina naufragando en una docena de facturas porque “el veintiuno de septiembre cada uno trae algo rico y festejamos como si fuésemos una gran familia” Septiembre es como un equipo que sabe jugar la Copa Libertadores, tiene oficio, te pone la hinchada en contra y te gana con un gol de cabeza del zaguero central. Después se cierra bien atrás y olvidate.

O quizás tenés el culo de tomar el bondi para el lado equivocado. Aunque te avivás rápido. Y eso sólo te hace un poco menos mogólico pero cabe la posibilidad de que ese interín te sirva para entender. Es que pasa de las formas más imprevistas. Hay quienes incluso dicen que les sucedió viendo Toy Story sin volumen en un local Garbarino del centro.

Pero algunos no se dan cuenta nunca y cuando se quieren acordar la vida les pegó un pesto tremendo. Te van a decir que de algo hay que morir, que todo es más menos lo mismo, que da igual decir “mucho jeque y poco árabe” que “Más vale buen árabe que jeque por conocer.” o “Más vale árabe en mano que cien jeques volando” Entonces no te queda otra que darles la razón o acaso te vas a poner a tratar de convencerlos que no se están por morir. Si pasan la mayor parte del día tirados en la cama tapados por una colcha escuchando la radio y la alegría pasa porque el farmacéutico les anuncie que recibió de las rositas en cuatorcientos miligramos.

Un escalón antes están los que todavía tiene quince veinte años de vida útil y siguen militando. Aún empastillados meten brindis del sindicato, camisa violeta, acto en Junín y terminan el día con un cuarto helado: dos frutales y un dulce de leche de los pesados. Tienen todo para ser de los que piden las golosinas por el genérico pero hay que tener honestidad intelectual y blanquear que no lo sabemos. Hay que escucharlos porque son los que vivieron el peronismo, por historia; uno los respeta pero no porque sean cuadros, los cuadros están en otra cosa: los mataron o son gobierno. Y ahora nosotros nos debatimos entre la militancia free lance o una vida militante, los más drásticos afirman que la pregunta en realidad es si alguna vez fuimos militantes, la rosca universitaria es otra cosa.

Diciembre te va pegando cachetadas y pasa lo de siempre: dos viejas se agarran a trompadas en un ascensor de tribunales porque una ordenanza les cerró rápido la puerta en el tercer piso. Entonces, tomás un café en un bar de Talcahuano sólo para chorear un par de minutos de aire acondicionado, en la mesa de al lado tres cuarentonas mitad chetas mitad hippies hablan de una editorial independiente de literatura argentina y te hacen acordar a tu vieja hace un par de años.

Un par de semanas después vas a estar mudándote pero sólo lo vas a entender el 3 de enero cuando estés sólo de verdad en el chino de la vuelta dándote cuenta lo malo que sos comprando productos de limpieza.

Peero antes, pegás un feriado( ese el de Menem, el de la virgen) y lográs bajar un cambio. Ella toca el timbre de la casa de tus viejos y te da culpa, hace banda que no la ves. Pero la tiene clarísima y se encarga de que pasen un día increíble sin hacer nada. Al otro día te lo cruzás a Diego Skliar que te habla de los lunes feriados perfectos y opina “ así y todo, tampoco. ¿entonces? Nada” Y da en el clavo. Es el mismo pibe que te recomendó Jorge Teillier y “ Tedy” de Sallinger. La puta madre. Como te asusta el acierto de tu amigo le contás que estás haciendo radio, aunque a diferencia de él bancando el proyecto nacional y popular, claro. En eso aprovechás que Diego es de los mejores recomendadores que conociste y te despedís pidiéndole que te sugiera un tema de Gabriela Torres. El tango está bien en diciembre sólo si sos de los que no chivan de más.

Se termina el año y más que tango de fondo, suena en todas partes el temita ese de Dread Mar I, resulta raro ver a los porteros viejos de las oficinas del centro escuchando reggae. De todas maneras es un buen tema para fin de año. Al menos no es uno brasuca al estilo olha onda, buena onda. ¿Cómo era esa canción?

jueves, 16 de septiembre de 2010

Seminario de Pensamiento Decolonial en la Universidad de las Madres

Todos los miércoles de 19 a 21 en Irigoyen 1584
(Universidad Popular de las Madres de Plaza de Mayo)
El programa mirálo acá



domingo, 1 de agosto de 2010

Final de Juego

" _ ¿Pero es verdad todo esto?
_ Algunas cosas, muchas no, la mayoría no.
_ Ah bueno. Igual a la larga la verdad no importa"



Muchos dicen que el año empieza después de Semana Santa. No estoy tan seguro de eso pero es obvio que arrancó cuando ves al rasta que atendía el hostel de Yavi corriendo un bondi por Paseo Colón y puteando porque no llegó.
Terminó el Campeonato del Mundo para Argentina. Es difícil escribir sobre los finales. Cuando quedás afuera de un mundial sólo se puede hablar de sensaciones. Tendría que estar prohibido opinar de lo que pasó hasta que tres semanas después.
La frase ” la vida sigue” fue pronunciada cada vez más fuerte a medida que Alemania nos encajaba otra pepa, honestamente esa afirmación no me genera ni empatía ni ira: es como la mierda misma. Por suerte teníamos fecha del torneo de fútbol esa misma tarde. Podíamos descargar: íbamos a jugarnos la vida. Pero nos olvidamos que no enfrentábamos a un combinado teutón relajado, sino a unos pibitos de José C Paz que parecían mucho más molestos por la eliminación de Argentina que nosotros. Nos pegaron un pesto tremendo. Dos derrotas en un día. Lo miré a Nico, el que juega de 3, para ir a comprar una Gatorade sabiendo que no había chance. Cuando arrancó el año juramos que sólo teníamos derecho a tomarla si se gana o empata. Agarré el bidón de agua tibia que da la organización, tomé varios sorbos largos y se lo pasé a él.
Después del partido estuve en lo de mi ex novia le devolví unos apuntes, nos dimos unos besos y tomamos mate. Hace rato que estamos en esa dinámica. Quizás debería profundizar, volver a ponerme de novio con una judía medio progre como ella, empezar a acostarme los viernes a las once y media, fumar menos porro y ayudar con la tarea a sus hermanos que van al secundario. En un momento llegaron los papás y me fui a casa.
Esa noche me quedé sólo viendo Casablanca y toqué fondo. Había subestimado el impacto de la eliminación de Argentina, el devenir de la película me encontró desprotegido e hizo conmigo lo que quiso. Y ahí nomás tuve la recaída. Le mandé un mail a“ ella”. Quizás influyó todas las veces que había leído referencias a Casablanca: “que Humphrey Bogart tal cosa, que Ingrid Bergman representa no se qué imaginario de esto otro” No podía dejar yo de escribir algo. Aparte la peli me emocionó bastante. Y Argentina se había quedado sin mundial, no nos olvidemos de eso.
El mail era pésimo lo admito. Pero como fue en caliente, cinco minutos después de ver la peli no pude darme cuenta: “ Todo bien. Pero recién vi Casablanca ” decía. Minimalista. Pero pésimo igual.
A las 24 horas se me activó esta gripe furibunda. Por un momento creí que fue un castigo por haber escrito algo tan pelotudo, pero cuando me enteré que Nico también estaba así me di cuenta que había sido el puto bidón de la organización del torneo. No quieren que ascendamos a la “D”, siempre lo supe.
A partir de entonces, tuve entre 39 y 40 grados durante cuatro días seguidos. Revuelto de huesos en mi cama, olor a enfermo, el termómetro que es importado de República Checa y la novedad de que quiero que mi mamá se quede en casa la mayor cantidad de tiempo posible. Recién ahora, quinto día, tengo 37 y medio y puedo escribir esto. Esta semana hice un master en relativismos: quedar afuera del mundial no es tan grave y tener 37 y medio es sentirse bien. Después de los 39 grados me siento tan libre como un negro después de abolida la esclavitud. Puedo escribir, ver películas e incluso hacerme tostadas con manteca y sal. Es fija que tengo la porcina pero el médico dice que “podría ser eventualmente pero que no cambia en nada”. Debe tener miedo que se genere caos social si hay un caso de gripe A en Belgrano. Todavía me atiendo con el pediatra de cuando era chico. Un pelado de lo más buena onda, me acuerdo cuando de nene me causaba gracia verle el cuero cabelludo cuando se agachaba para colocarme el estetoscopio. Desde que me estoy quedando pelado yo también, siento que el tipo se esfuerza más
Me siento un poco mejor, pero es como si hubiera pasado un quincena en un tiempo compartido en Treblinka. En la página del Ministerio de Salud dice que la gripe A también se la conoce como gripe “quiebrahuesos”. Como si fuera una “fataliti” del Mortal Kombat. Mañana va a ser el séptimo día sin salir de casa pero hay virus más largos. Por ejemplo, la conjuntitivitis viral parece que te deja KO veinte días.
Adorno se pregunta cómo es hacer filosofía después de Auschwitz,y yo no sé como será el año después de haber tenido la porcina. Pero tengo un certeza: cuando quedemos afuera de Brasil 2014, a la noche me alquilo E.T.

domingo, 18 de julio de 2010

Suele Suceder- Humberto Constantini

Humberto Constantini es un escritor bastante olvidado. Tan olvidado que la poesía que transcribo a continuación no está internet ni es conseguible en librerías. Hasta ahora, claro.


Suelo morirme a las mañanas, justamente a la hora de guardar el escarabajo de oro en el portafolios cuando el andén de Constitución recibe los últimos boqueos de mi subterráneo y el reumatismo que ya me perdió el respeto me palmea confianzudamente la rodilla al levantarme. Suelo morirme a las mañanas, casi sin odio le digo no va más a tanta cosa ardiente que me brota. ¿De dónde? Y un dos un dos el viejo embozalarse molinete. el viejo insomnio trepando pasamanos. Un dos un dos. Un poco de fatiga y la bufanda y la piel de aguantar hasta el dedo del jefe en mis papeles, y me muero, acudo al Equanil, recuerdo deudas, me grito pobre tipo y ya me estoy tocando la calvicie y ya salgo a comprar comprando bicarbonato, me doy un tironcito a la mortaja y chau me quedo muerto. Pero ocurre que a veces, a veces porque sí, por primavera, por cuento, por salir o por muchacha me vuelvo inteligente solidario, se de pronto quien soy, donde piso, se me viene un pasado a la memoria y me nace un futuro en la garganta, crezco en el tiempo y me circulo entero. Y ya me nace la palabra hombre y el prodigio de ser hasta el zapato de puro estar cambiando el universo creyéndome y creyendo, creyéndome y creyendo cuando le planto un “no” como una casa al jefe, al comisario, a Jesucristo. Cuando me doy en Cacho para siempre haciendo lo que hago, cosas, cuentos pateando la tristeza, alborotando, dando mi piel caliente, mis dos manos. Este soy yo venga una copa y cante que tanto fin de mes ni tanta cuenta , sí el hermanito Zeus me hace la seña del as y voy matando, y voy matando sombras degollando muñecos de aserrín que dicen dónde nos lleva este sufrir sufriendo y hasta cuando hasta cuando me saquen a tirones de esta ciudad que es hembra y me responde que todo el aire es canto y voy cantando y entonces sí, entonces sí compadre, resucito, siento mis pies que pisan y prometen se me va el reuma, el hígado, el resfrío, ando de Constantini hasta los pelos, digo gran puta lo que soy viviendo, le aprieto la cintura a Buenos Aires, le hago un hijo de sangre, canto y cuento y salgo a caminar con tanta vida con tanta cosa ardiente aquí en el pecho.

domingo, 20 de junio de 2010

martes, 15 de junio de 2010

Debutar


No está mal dejar el cerebro por un mes en la mesita de luz.
Poesía Rabiosa en un mes mundializado. Pequeño aporte
para los amigos de oncedelanteros.

domingo, 6 de junio de 2010

El Cielo que Cortázar no Imaginó y Fukuyama menos


Muchas gracias a los amigos de Andén por publicar el artículo .

lunes, 24 de mayo de 2010

Natación

“La natación es lo mejor que hay” se cansan de decir los giles de siempre. ¿Quiénes? Bueno los que simplemente repiten, en realidad no serían giles sino repetidores, llamemos las cosas por su nombre. “ Pasa que movés todos los músculos del cuerpo” explican con gesto adusto , como si estuvieran dando un final para recibirse de kinesiólogos.
Ponéle, que les hacés caso y decidís empezar: te anotás en un gimnasio con pileta( ahora conseguir natatorios es un bardo), armás un bolsito que te queda chico porque necesitás mil cosas y cuando lográs que el cierre cierre ( ja) arrancás.
Pero la verdad que disfrutar de la natación no es tan fácil. Lo más normal es que te parezca una mierda. Contra los pronósticos que postulan la natación como panacea, no vas a notar grandes cambios. Si tenés problemas, los vas a seguir teniendo. Sólo que más acuosos.
Si pensás un momento vas a ver que no hay video juegos de natación. Y eso que existen de todos los deportes, hasta de los más insólitos; de ping pong hay un montón, por ejemplo. Es que tiene todo para ser un embole, qué vas hacer, no se pueden generar más variantes que tocar todos los botones rápido a ver quién bracea con más ganas. ¿Pero en el fondo no son todos los video juegos medio así? Consultado al respecto, un primo de quince años dijo que la pregunta es ridícula,” una gilada ” para no distorsionar sus palabras. No le echemos la culpa al choque generacional, el pibe sabe de video juegos, si dijo que es una “gilada” tiene que ser así. Lo cierto es que estás haciendo un deporte sobre el que no hay video game, no hay chance que sea divertido.
No hay nada peor a tener una de esas antiparras en las que se filtra un poquito de agua. Posta, si te entra agua y después matás a algún viejo que está pelotudeando en el borde, pedile al juez que te reduzca la pena. Si nadó alguna vez te va a entender.
Pero en la vida a veces hay que encontrarse con alguien para que las cosas cambien. Y te baja un par de líneas: “ contá las brazadas, mirá hacia adelante, sentí el cuerpo” Probás un par de veces y va queriendo. Empezás a entender de qué se trata el asunto con esa rara satisfacción de quien está por terminar un autodefinido. Y salís cansado pero atento, con ganas de bajarte tres quilos de fideos, capaz de cagar a trompadas al gordo Valor pero con la convicción que no estaría bien hacerlo. Empieza a estar bueno nadar.
Ni que hablar de la ducha de agua caliente cuando salís: momento sublime. No podés evitar cantar, mejor dicho, te cantás todo. Y cada vez las cosas se ponen mejor. Sólo te corta un poco el mambo tener que nadar pecho después de meter varios largos de croll o que se meta en tu andarivel uno nadador ciego. Los nadadores ciegos son algo así como los egoístas del agua, tipos que no les importa nada y bracean sin tener en cuenta al otro. Eso te obliga a estar atento para que no te encajen una piña en la cara, son de lo más peligroso, te molestan todavía más que los viejos que pelotudean en el borde.
Pero te olvidás de todo cuando lográs entrar en ritmo, la mente se pone en blanco y el agua te recubre la piel como si fueras una tostada crocante a la que le ponen mermelada casera en una quinta, un sábado de sol en primavera. Cambiás el aire y el abril más noviembre de tu vida adquiere forma de vacaciones “ all inclusive ” en Punta Cana.
Está bueno nadar y además, cada uno nada en su mambo. Y nada.

domingo, 11 de abril de 2010

Te Cabe Polonio

Si fuiste uno de esos nenes con padres que te hacían mear en la calle quizás no seas consciente que es algo que te marcó a fondo. El pudor ya está inscripto de una manera especial en tu cuerpo y no necesariamente ahora sos un tipo que se pasea en bolas por las playas de Cabo Polonio.

Es para avergonzarse eso de que tu vieja te baje el short en pleno Blanco Encalada y te mande atrás de un árbol moribundo a hacer pis; tenía cinco o seis años y me parecía un momento de mierda. Entonces empecé a aguantarme las ganas y como por suerte no era de los que se hacían encima, aguantaba estoicamente hasta alguna parada en un baño de verdad.

Si te hacen hacer mear en la calle también aprovechan para pasearte en cuero ante la primera oportunidad. El “ Mojate la cabeza que te vas a insolar ” siempre está acompañado de un “¿ con este calor en remera ? Sácatela que sos varoncito y podés”. Y entonces andás con la panza al viento y entrás en la heladería donde están todos con remera y como es Belgrano encima hay muchos en chomba o camisa, es que en esos barrios hay mucha gente que se visten así hasta los domingos. O te tomás el ascensor, salís apurado porque no querés cruzarte con los vecinos pero al portero no lo podés eludir. Y te para en seco, él que a menudo es macanudo y te hace chistes sobre lo mal que va Boca, porque antes a Boca le iba mal, pésimo. Perdió tres a cero con Central la semana anterior y lloraste, es que es de las cosas que más te importan. Tu viejo te lleva poco a la cancha y cuando lo hace a las duras penas podés dormir la noche anterior por la ansiedad: te levantás temprano y hacés papel picado con los clasificados, después leés las formaciones de los equipos en el diario y la mañana se hace chicle. Rompés los huevos tanto que tu papá acelera los tiempos y salen temprano y terminan enganchando casi todo el partido de reserva.

Lo cierto es que el encargado te sigue mirando fijo y a vos te asusta, tanto que no escuchás cuando te habla pero sabés que hace referencia a que “no está bien andar sin remera por el pallier”. No le ves la cara porque preferís mantener los ojos a la altura de sus brazos donde el overol azul arremangado deja ver su antebrazo de boxeador amateur.

Y a vos te mata porque ni siquiera tu abuela está cuerda. Un día te lleva a pasear por Barrancas de Belgrano, te compra figuritas del mundial y aunque te toca Peter Rufai, ese arquero de Nigeria con la cara llena de pozos que lo tenés repetido hasta el hartazgo, también sale Alexis Mendoza: un defensor colombiano que es difícil y ahora te faltan sólo dos escollos para terminar el álbum: el arquero de Estados Unidos Tony Meola y una doble con dos suplentes de Corea del Sur. La tarde tiene todo para ser genial cuando le das un mordisco a la manzana acaramelada y rompés ese delgada capa dulce con un canino que está a tres semanas de caerse. Pero a tu abuela se le ocurre llamarte a un costado y susurrar como si alguien la estuviese grabando que por favor le hagas de campana porque se está haciendo encima. Entonces tragas saliva y obedecés resignado. La ves agachándose cerca de los arbustos y no querés más.

Entonces debe haber algo de todo eso dando vueltas cuando hacés la costa uruguaya y no te cabe tomar el jugo de arándanos en esa playita medio nudista que está escondida entre Valizas, Punta del Diablo y otro paraje de nombre ridículo. Y cuando la chica te dice que le gustaría quedarse ahí un par de días empezás a titubear y lo único que se te ocurre decir es que ya reservaste en La Pedrera.