jueves, 6 de julio de 2017

La sensación Maracaná





Cuando atravieso

la plaza
para sacarme de encima
el día de Excel.
(en mi trabajo todavía usamos Excel)


O mientras
vamos
callados
con mi novia
por la playa.


Camino a la facultad
cuando paso
por la lluviosa
puerta
del colegio
sobre la calle Alsina.


Me olvido de todo.


A mis espaldas,
se monta una tribuna
llena de hinchas
que con silencio
de noche patagónica
miran
cómo
me balanceo hacia atrás
y abro el pie
para que
la parte interna
del zapato
devuelva,
con toda la concentración
de la que soy capaz,
esa pelota que
se escapó de
un picado
y,
gracias a Dios,
viene
directo
hacia mí.

Esa es la sensación Maracaná.

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